miércoles, 16 de septiembre de 2009

La Ley de Radiodifusión.

En estos últimos tiempos, los medios de comunicación, sobre todo los de Bs. As., nos tienen bombardeados con la famosa Ley de Radiodifusión. Se ven y escuchan, no solo comentarios, sino además, debates permanentes entre uno y otro sector de la política nacional.
Pero muy a pesar nuestro, esos debates no alcanzan.
Y digo esto, porque lo que aquí se está tratando de definir, es la estructura de más o menos poder, según quien tenga un medio de comunicación.
Nadie habla de contenidos. Ni el COMFER habla, ni hace nada, respecto a los contenidos.
En pos de la libertad de expresión, en los canales de Bs. As., se ven, apenas termina el horario de protección al menor, programas verdaderamente escandalosos. Entre las señoritas en ropa interior, con sus atributos semidescubiertos, hasta los lugares donde se consiguen juguetes eróticos, pasando por las filmaciones de las zonas rojas, con los trans... o los no trans..., ofreciendo sexo, diciendo cuanto se cobra (según que), etc, etc.
Y después de todo esto me digo, esta sociedad está enferma? Habrá de colapsar en algún momento?
Los otros días en un programa a la tarde, entre las 14 y las 15, le hacían un reportaje al conductor del programa "Animales Sueltos". Dijo en un momento, algo tan estúpido, tan primario, que nos da la idea de la estrechez de su pensamiento. Que el éxito de su programa se basaba en el simple hecho que si uno tiene sexo es feliz y cuando no se tiene sexo no se es feliz; por eso las preguntas a todos los entrevistados apuntaban a ese objetivo, simple.
Haciendo un análisis de todo esto, le pregunté a mis compañeros de trabajo, si miraban televisión y que programas miraban. Me contestaron que no miraban televisión, porque entre el trabajar diario, los chicos que tienen que hacer los deberes y ... se terminó el día. Que preferían un noticiero (los titulares), una serie, una película en algún momento en la semana.
Que suerte, me dije. No está todo perdido. Y como siempre es en la clase media donde se encuentra la salvación de un país.
Son los trabajadores que con sus esfuerzos, mandan sus hijos a la escuela, pelean hasta el último peso para tener un futuro en familia. Y de esa familia salen trabajadores, profesionales, investigadores, empresarios, que ensanchan la nación.
No todos los políticos, ni todos los actores, ni todos los conductores son iguales. Los hay buenos y malos. Pero lo que es evidente es que la mayoría de los medios de televisión de Bs. As. está en manos, de grupos que desean degradarnos.
En la sencillez de nuestra vida cotidiana contemplaremos seguramente absortos, la aprobación de la Ley.
A todos los que lean estas líneas, les digo que hay que perseverar en los valores familiares, como punto de aglutinamiento, para no terminar desmoralizado.
Que el telón que nos presentan, de una vida exitosa a cambio del facilismo, es destructivo.
Las sociedades avanzan cuando el pueblo, a costa de mucho sacrificio, imponen el cambio.
Si seguimos en línea recta, educando, transmitiendo valores, en algún momento se verán los resultados.
Lo que sí es una pena, que en el bicentenario de esta gran nación, quienes nos conducen son un espanto.

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