martes, 3 de agosto de 2010

Conflicto: Colombia- Venezuela.


La situación latente y creciente hasta estos días, en los que se llegó a la rotura en las relaciones diplomáticas entre ambos países, tiene una explicación lógica.
Mientras el gobierno colombiano tira hacia la derecha extrema, el venezolano lo hace hacia la izquierda, también por momentos, casi extrema.  
Son dos visiones del mundo totalmente opuestas.
También lo son las reacciones de ambos países.
V
ayamos primero por Venezuela. Hugo  Chávez, su presidente (en carrera al ejercicio vitalicio de tal función) es de raíz militar y se ha manifestado devoto de Fidel Castro.
Por estos días sabemos el anacronismo que significa el aislamiento y atraso de un pueblo sumido casi en el olvido, como lo es el cubano.
Mucha gente dentro y fuera de Venezuela se pregunta, si Chávez llevará a ese modelo al país. Tirano, absolutista, está haciendo un lavado de cerebros a los más jóvenes, para que rechacen las informaciones de los medios extranjeros y a su vez hostigando a la prensa para que se manifieste a favor de su gobierno.  
Ahora veamos a Colombia. Álvaro Uribe de estirpe  netamente conservadora, abogado. Se ha propuesto como objetivo en su vida, terminar con la insurrección armada del narcotráfico en su país. Se puede decir que ha conseguido mucho.
Cuando Uribe recibe información de inteligencia que jefes guerrilleros estaban en Venezuela hablando con Chávez, su primera reacción es pedirle “vía diplomática” la cabeza de esos insurgentes, es decir confía en la ley internacional y en la negociación   vía embajador, para solucionar el tema. La respuesta de Chávez es a su estilo. Primero corta las relaciones diplomáticas (hecha al embajador) y luego establece un cerco de seguridad armada a su alrededor, instando al pueblo que se prepare para una “guerra” con Colombia. Uno se puede preguntar si no es un tanto desproporcionada la reacción. Lo que sucede es que cada uno con su formación y su forma de ver la realidad.
Por un lado el abogado que  pone todas sus expectativas y confianza en la palabra y por el otro, el militar que sueña con tropas, con balas, con reclutamiento, y con un telón que tape los verdaderos problemas que aquejan a esta querida Venezuela.
 UNASUR a través de sus cancilleres no ha podido llegar a un documento que destrabe el conflicto. Lo ideal sería un  ejército neutral, formado por todos los países integrantes  del grupo.
Pero lo cierto es que hay una buena voluntad latinoamericana para solucionar distintos litigios, pero no creo que estos países estén en condiciones “todos”, de afrontar gastos de esa índole.
Mientras tanto seguirá asolando la arrogancia, la prepotencia, quitándonos años de evolución hacia un futuro de desarrollo conjunto en la región.

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