domingo, 13 de diciembre de 2009

PAULINA y una antigua historia urbana.


Paulina era alta, rubia natural, de modales suaves, muy delgada. Si viviera  actualmente podría asegurar que tendría todas las cualidades de esta época, para ser modelo. Pero estoy hablando de una historia de los años cincuenta, principio de los sesenta, cuando no estaba de moda ser tan flaca.
Las tardes de verano, mis padres se sentaban a la puerta y yo que era muy pequeña por entonces, jugaba con mis amigas y amigos. Ella se paraba en la puerta de su casa y nos miraba jugar mientras cuidaba de su mamá anciana y gorda, que estaba en silla de ruedas.
Cuando anochecía entraba a su mamá y llegaba su novio, gordito y petiso, en bicicleta. Parados en la puerta, estaban horas acurrucados hablando, luego él se iba. Los espiábamos con los otros chicos, como juego de niños.
Así pasaron los años, sus cuatro hermanos y hermanas, se casaron. Y Paulina seguía con el mismo novio. Yo me hice adolescente y empecé a mirar la historia de otro modo. Mi mamá a veces se acercaba a hablar con ella, y después me decía: -pobre Pauli.
Hasta que un día me animé y pregunté, por qué pobre Pauli?
Entonces me contaron que el novio era un señor mucho mayor que ella, casado con hijos. Que toda su familia sabía, pero no querían quitarle la ilusión ya que era aminorada mental. El muy pícaro señor jugaba con ello y con ella.
Tiempo después me mudé de barrio y supe que la historia continuó. Hasta que un día su mamá falleció y el novio también. Fue entonces que Paulina quedó detenida en el tiempo y sus familiares decidieron internarla en un hogar.
Mi mamá fue a visitarla pero no logró que la reconociera. Ella había partido al país de nunca más.
Y por esa época, salió el tema Penélope con Joan Manuel Serrat. Fue entonces que reviví la historia de aquella muchacha dulce, suave, que sólo había nacido para soñar.
                                                         Extracto del diario de mi prima Gloria.



La vida en las grandes ciudades, está rodeada de conflictos que no todos los seres humanos pueden sortear.
Hay que construir un pensamiento urbano colectivo de solidaridad con aquellos sectores de la sociedad más débiles, para ayudarlos a transitar en estos conglomerados, muchas veces fríos y despersonalizados.


No hay comentarios:

Publicar un comentario